sábado, marzo 07, 2009

Chile y algunas zonceras!.

En 1936 es designado agregado militar en la embajada argentina en Chile.
Argentina y Chile no pasan un buen momento diplomático por la disputa del Canal del Beagle, que está siempre presente; y por la indolencia con que se actuó por evitar la Guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay (1932-1935), donde Chile había dejado en claro que nada hubiera sucedido si las respectivamente cancillerías hubiesen actuado en forma combinada para evitarlo. Ellos sostenían que si la solución estaba en un acuerdo surgido de ambos países andinos, entrometer en el conflicto a países que estaban lejos del área iba a llevar forzosamente a demorar sin fecha cierta la conclusión del problema. En ese aspecto culpaban directamente a la persona del canciller argentino Saavedra Lamas, que en vez de resolver el problema en “familia”, impulsó en forma poco clara la participación de los Estados Unidos, Brasil y otros países como árbitros de la situación.
A pesar de ello, Perón supo ganarse la simpatía de muchos chilenos, entre ellos al futuro presidente Carlos Ibáñez del Campo. El 31 de diciembre, junto a su esposa y a un grupo de amigos celebran la llegada del nuevo año y su reciente ascenso a teniente coronel.
En Chile se ocupa de organizar una efectiva red de espionaje con el fin de conseguir información secreta de las fuerzas armadas chilenas. Los servicios de inteligencia militar sospechan de esa red, a la que dejaban operar hasta individualizar a los responsables. Con todo, Perón logra siempre desorientar a la inteligencia chilena y finalmente toda la culpa le fue atribuida al mayor Eduardo Lonardi, un voluntarioso subalterno de Perón. El gobierno de Chile lo declara persona no grata, expulsándolo luego del país. Este oficial tomará revancha dos décadas después.
De este hecho recuerda Perón de Lonardi “estaba casado con una hermana de los Villada Achával extremistas de derecha de la conventual Córdoba y que me atrevería a calificar como individuos prestos a cualquier tipo de aventura armada. Esta señora influyó para que su marido viese en mí al ‘chivo expiatorio’ del desgraciado episodio que en realidad protagonizó el propio Lonardi. Cuando se trató de aclarar esta situación, no hubo justificación que satisficiera a esta dama. Sobre todo, y como cuadra a la familia militar si su mujer no estaba de acuerdo. Entre las virtudes castrenses que adornaba, el carácter un tanto atrabiliario de Lonardi, la influencia sobre su propia cónyuge brillaba por su ausencia, y no hubo más remedio que aceptar como hecho consumado aquel fatal desencuentro, nacido en las confidencias de alcoba y sin otra justificación que los chismes o rivalidades del momento”.
La experiencia de aquella estadía en Chile resultó altamente positiva para Perón, por lo menos desde lo personal. Fue un de las vivencias mas ricas en lo que a la visión de América Latina se refiere. Pues allí, realizaría los primeros bosquejos de lo que iba a ser más adelante el ABC de la integración socioeconómica de nuestros países. Fue el resultado de las relaciones con destacados políticos e intelectuales, con los que reflexionaba largamente sobre la mejor estrategia para lograr la confraternidad del extremo sur del continente y América toda, esquivando los mezquinos intereses que desde siempre se había opuesto a aquel ansiado proyecto, y donde se dio un especial entendimiento con Ibáñez.

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