miércoles, marzo 11, 2009

Su regreso a casa y la amistad con Domingo Mercante.

En diciembre de 1940 llega a Bs.As. En enero le ordenan trasladarse a Mendoza para que ejerciera como profesor en una escuela de instrucción de montaña del ejército. Es ascendido a coronel.
Regresé a la argentina con un panorama claro de lo que estaba aconteciendo en el mundo. No se trataba solamente de una guerra mundial; la historia seguía su inexorable curso, sólo que ahora lo hacía en forma descarnada que le imponía el desarrollo capitalista mundial. Había un proceso de evolución que tan pronto como terminara ese conflicto, cuyo fin era fácil de prever, seguiría su curso”…“Sabía perfectamente que lo que había ocurrido en Europa, se repetiría diez o quince años después en la Argentina. En este sentido, creo que el Viejo Continente será por siglos la cabeza y el centro del mundo. Los americanos tendrán un mayor adelanto científico o técnico, pero sin duda el proceso humanista pasa por allí, por Europa”.
En Mendoza estrecharía lazos fundamentales con el General Edelmiro Farell, el teniente primero de infantería Pedro L. Lucero, el coronel José H. Sosa Molina, el coronel Montes y el mayor Domingo Mercante. Este último cumplía su misión en el Arsenal de Guerra Esteban de Luca, una vez comprobó el sobreprecio de ciertos armamentos. Amigo de Torcuato Di Tella, distinguido industrial pionero en el país y proveedor de insumos al Ejército, ratifica lo descubierto por Mercante. Este se dirige al despacho de su general para informar de tal corrupción y puesta en su conocimiento la novedad, su superior lo observa detenidamente y le dijo: “Dígame mayor, usted es o se hace?, a lo que le contesta: “Discúlpeme, mi general, yo realmente soy”. Dos días después lo destinan a la plena cordillera andina, a un ambiente de frío atroz y soledad penetrante.
Antes de su traslado, Perón, había compartido con sus camaradas las nuevas ideas y teorías que en el campo social se estaban poniendo en marcha en Italia. Pero, resultó que para un sector retrógrado del ejército es un nihilista, un socialista que llevaba una bomba en cada mano. Sin embargo, las cosas ya estaban dichas, ahora sólo quedaba esperar la reacción. Lo que había dicho fue escuchado detenidamente por un grupo reducido de hombres que habían comprendido, además de tener las mismas preocupaciones que Perón, el mensaje y comenzarían a trabajarlo. En este punto y casi sin pensarlo, empieza a tomar forma una idea que se transformará en realidad dos años mas tarde.
Perón, estando en Europa, se había dedicado especialmente a estudiar los fenómenos sociales que allí emergían con toda su fuerza y en su manifestación más descarnada. Si se dedicó a aquel aspecto de la realidad europea fue porque quizás marcado por su particular origen y habiendo tenido que soportar más de un estigma de una sociedad hipócrita y un ejército donde la cuna contaba más que la inteligencia, hacía años que venía intuyendo que el futuro del mundo habría de tener un carácter eminentemente social. Los gobiernos debían ser cada día menos políticos y más sociales.
Paradójicamente, su predica hacía que sus interlocutores pensaran que todo lo que se dijera a favor de los social sólo podía provenir de un comunista o de un fascista. Estos hombres sólo veían trabajadores que amenazaban sus privilegios y cuestionaban “su” democracia. “¡Pero era al pedo!, a los liberales aquellos les sonaba a herejía”.
Su estadía en Mendoza fue tranquila, involucrado en todas las discusiones que circulaban en el ámbito castrense. Las visitas de algunas camaradas que llegaban hasta el lugar le permitían mantener, secretamente, profundos diálogos donde se analizaba la situación política nacional y se ponían en claro las nuevas posiciones que se perfilaban en ese gran sindicato, el Ejército.
Farell es designado al mando de la inspección de tropas de montaña con sede en Bs.As. y en mayo de 1942 dispuso los traslados de Perón y Mercante.
A fines de aquel año asume como Ministro de Guerra el general Pedro P. Ramírez y se realiza el segundo congreso de la CGT., presidido por Ángel G. Borlenghi, en que se reclama por la intensa ola de represión que se desarrolla contra la clase obrera por parte de las empresas patronales de distintas industrias.

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